Los despachos de abogados laboralistas reaccionamos con cierta prevención ante las consultas relativas al acoso laboral (1), horizontal o vertical, masculino o femenino y ello porque nuestro subconsciente práctico anticipa las dificultades y el esfuerzo probatorio a desarrollar unido a un resultado ” a priori” dudoso. En definitiva esfuerzo y riesgo para unos resultados inciertos.
Sin embargo superada la primera impresión y establecido un mínimo panorama que acredite indicios de acoso en el trabajo, reiterado en el tiempo, el abogado ve un reto profesional y asume una metodología práctica tendente a verificar si esos indicios difusos, se concretan en hechos que puedan ser objeto de prueba en el proceso y con ello justificar el planteamiento de la demanda por acoso laboral.